En 1858 se inauguraba la línea férrea que ponía en contacto Madrid con Alicante, surgiendo a lo largo de su trazado importantes estaciones que se convertirán, con el paso del tiempo, en verdaderos enclaves para el desarrollo económico y social de la época.
Por aquel entonces, la villa de Novelda empezó a experimentar cambios significativos en su agricultura, ampliándose la extensión de tierras dedicadas básicamente al cultivo de la vid, al tiempo que proliferaban actividades económicas de lo más diversas, como sucedió con la importación y exportación de especias, sobre todo con el azafrán, o la industrialización del mármol y la piedra natural.
Factores que, ligados a las mejoras de las líneas de comunicación y la apertura de los mercados nacionales e internacionales, propiciaron la aparición de una nueva clase burguesa emprendedora, dinámica, acaudalada y culta, que se convertirá en mecenas del desarrollo del arte modernista en la localidad.
Novelda fue reconocida oficialmente como Ciudad en 1901, conservando a día de hoy un importante legado arquitectónico y material que le valió, en marzo de 2007, para ser incluida en la Ruta Europea Modernista.
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